La cata de vinos, una experiencia para los sentidos
La cata de vinos es un arte, una auténtica experiencia multisensorial que obliga a exprimir al máximo casi todos los sentidos. Vista, olfato, gusto y tacto se combinan para apreciar las cualidades del vino en sus distintas formas. Para realizar una cata no es necesario ser un experto en enología, sino simplemente ser un amante del buen vino y saber disfrutarlo. Es por ello que hay catas para profesionales y para aficionados.
Tipos de catas de vino
- La cata vertical: se prueba el mismo vino o vinos de la misma bodega pero de distintas añadas.
- La cata horizontal: en esta nos encontramos vinos distintos pero de la misma añada y denominación de origen.
- La cata ciega: es la más popular. Los catadores prueban el vino sin conocer su procedencia.
Para realizar una correcta cata de vinos, hay que tener en cuenta ciertos factores externos como son el espacio físico, debe estar bien iluminado, sin olores y silencioso; el catavinos o copa de vinos es imprescindible que sea de un cristal incoloro y fino y la temperatura del vino tintos de Crianza entre 16-18ºC, tintos jóvenes entre 14-16ºC, blancos de crianza y rosados entre 10-12ºC y blancos jóvenes entre 8-10ºC.
Fases en la cata de vinos
Hay tres fases fundamentales en una cata de vinos:
- Visual. Se debe coger la copa por la base, para no calentar el vino, e inclinarla sobre un fondo blanco o a contraluz. Esto permite observar cualidades como el color, intensidad, densidad, brillo, tonalidad, matiz, limpidez y efervescencia, en el caso de los vinos espumosos. Todas estas cualidades ayudan a determinar el cuerpo, la edad y el estado del vino.
- Olfativa. Es la fase más importante y decisiva. Primero, se huele el vino sin agitar la copa, localizando así los aromas primarios, propios de la uva; posteriormente, agitando la copa ligeramente se desprenden los secundarios, que se originan en la fermentación; si se agita más enérgicamente, se llega a los aromas terciarios, conocidos como bouquet, producidos por la maduración y crianza del vino.
- Gustativa. Se prueba el vino con un pequeño sorbo que nos permite apreciar los cuatro sabores básicos: salado, dulce, ácido y amargo. Si tiene un equilibro perfecto, se dice que es un vino redondo. El sentido del tacto entra en acción en esta fase para ayudar a determinar la textura. Por la vía retronasal se aprecia la intensidad del aroma que desprende. Una vez tragado, es muy importante destacar la menor o mayor persistencia del sabor que deja el vino en la boca.
Nada mejor que poner todos estos conocimientos en práctica con una cena gourmet donde se debe prestar especial atención al maridaje con vino, y es que todas las cualidades obtenidas en la cata influyen a la hora de elegir los mejores alimentos para acompañar cada tipo de vino.
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